Galileo Galilei

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Biografía de Galileo Galilei

Galileo nació en Pisa, Toscana, el 15 de febrero de 1564, el hijo mayor de Vincenzo Galilei, un músico que hizo importantes contribuciones a la teoría y la práctica de la música. La familia se mudó a Florencia a principios de la década de 1570, donde la familia Galilei había vivido durante generaciones.

En su adolescencia, Galileo asistió a la escuela del monasterio de Vallombrosa, cerca de Florencia, y luego, en 1581, se matriculó en la Universidad de Pisa, donde iba a estudiar medicina. Sin embargo, se enamoró de las matemáticas y decidió hacer de las materias matemáticas y de la filosofía su profesión, contra las protestas de su padre.

En 1585 Galileo abandonó la universidad sin haber obtenido el título y durante varios años dio lecciones privadas de matemáticas en Florencia y Siena. Durante este período diseñó una nueva forma de balanza hidrostática para pesar pequeñas cantidades. También comenzó sus estudios sobre el movimiento, que continuó de manera constante durante las siguientes dos décadas.

Galileo Galilei

En 1588 Galileo solicitó la cátedra de matemáticas en la Universidad de Bolonia, pero no tuvo éxito. Sin embargo, su reputación iba en aumento y ese mismo año se le pidió que diera dos conferencias en la Academia Florentina, un prestigioso grupo literario, sobre la disposición del mundo en el infierno de Dante. También encontró algunos teoremas ingeniosos sobre los centros de gravedad, que le valieron el reconocimiento entre los matemáticos y el patrocinio del noble Guidobaldo del Monte.

Obtuvo la cátedra de matemáticas en la Universidad de Pisa en 1589. Allí, Galileo demostró, arrojando cuerpos de diferentes pesos desde lo alto de la famosa plataforma inclinada. Torre, que la velocidad de caída de un objeto pesado no es proporcional a su peso, como había afirmado Aristóteles. En 1592 su contrato no fue renovado. Sus patrocinadores, sin embargo, le consiguieron la cátedra de matemáticas en la Universidad de Padua, donde enseñó desde 1592 hasta 1610.

Galileo continuó sus investigaciones sobre el movimiento, y en 1609 había determinado que la distancia caída por un cuerpo es proporcional al cuadrado del tiempo transcurrido (la ley de la caída de los cuerpos) y que la trayectoria de un proyectil es una parábola, conclusiones que contradecían la física aristotélica.

Teoría heliocéntrica

El telescopio fue inventado a fines del siglo XVI, en Holanda. Galileo Galilei se enteró del invento en 1609 y construyó uno que resultó superior al holandés por varias razones: No deformaba los objetos. Galileo logró aumentos de hasta veinte veces el tamaño del objeto mientras que los primeros telescopios lo aumentaban solo tres veces y no invertían la imagen. Gracias al perfeccionamiento del telescopio, Galileo hizo grandes descubrimientos astronómicos.

Galileo y la teoría heliocéntrica

En agosto de ese año presentó un instrumento de ocho poderes al Senado veneciano (Padua estaba en la República de Venecia). Fue recompensado con un puesto vitalicio y una duplicación de su salario.

A través del uso del telescopio, descubrió las fases de Venus, los satélites que giran alrededor de Júpiter, las manchas en el sol y la Vía Láctea. Galileo consiguió los datos suficientes como para atreverse a poner en duda la teoría geocéntrica, que proponía que la Tiera era el centro del Universo. Mediante sus observaciones confirmaba la teoría de Nicolás Copérnico, y llegó a la conclusión de que era el Sol, el centro de la galaxia y los planetas giraban alrededor del Sol.

La superficie de la luna

A partir de sus observaciones, Galileo descubrió que la luna no era lisa ni uniforme como se creía. Concluyó que la superficie de la Luna era rugosa y desigual, formada por valles, llanuras y montañas muy parecidas a la superficie de la Tierra.

Las manchas del Sol

Para Galileo, las manchas están o en la superficie del sol, como se ha dicho no son otras estrellas o cuerpos sólidos pues continuamente se disuelven y se producen. Existe una relación entre todas las manchas observadas por cuanto todas tienen un movimiento común, de ahí se desprende el que las manchas estén en el cuerpo solar y es éste el que las mueve consigo al moverse.

Las manchas solares tenían mucha importancia en el debate sobre la naturaleza del sistema solar. Se demostraba que el Sol giraba y sufría cambios, contrariamente a la enseñanza de Aristóteles. Los detalles de su claro movimiento no tenían una explicación sencilla excepto en el sistema heliocéntrico de Copérnico.

Fases de Venus

Venus constituía uno de los problemas astronómicos tanto para el sistema ptolemaico como para el copernicano, pues, según ambas teorías, su distancia a la Tierra variaba mucho. Pero Galileo tenía otro motivo para observar Venus: había razonado que la Luna era un cuerpo opaco, que brillaba únicamente por reflejar la luz del Sol. Si Venus fuera, similarmente, un cuerpo opaco, tendría fases, como la Luna. De modo que Galileo quería ver si Venus tenía fases.

Fases de Venus

El descubrimiento de Galileo proporciona evidencia de que Venus pasa por una serie completa de fases y que, además, explica de modo natural la correlación entre las fases de Venus y su tamaño aparente. Venus parece más pequeño cuando está en fase llena y más grande cuando está en cuarto creciente. Dado que Venus puede estar en fase llena solo cuando está en parte más lejos del Sol, que es cuando está más lejos de la Tierra, esperaríamos verlo más pequeño. Igualmente, Venus puede estar en su fase creciente solo cuando está entre la Tierra y el Sol, cuando más cerca está de la Tierra y, por tanto, tiene que parecer mayor durante su fase creciente.

Los satélites de Jupiter

Lo más curioso, sin embargo, que Galileo pudo observar fue que Júpiter estaba rodeado de lunas y constituía un sistema parecido a lo que debería ser el sistema solar. El astrónomo observó por primera vez los satélites galileanos, denominados así en su honor, el 7 de enero de 1610 y en un principio pensó que se trataba de tres estrellas cercanas al planeta, que formaban una línea que lo atravesaba.

Satélites de Júpiter descubiertos por Galileo

Le llamó la atención el hecho de que esos cuerpos parecían haberse movido en otra dirección. El 11 de enero apareció una cuarta estrella y, después de una semana de observación, él había visto que los cuatro cuerpos celestes nunca abandonaban la vecindad de Júpiter y parecían moverse con él, cambiando su posición respecto a las otras «estrellas» y al planeta. Finalmente, Galileo determinó que lo que había estado observando no eran estrellas, sino satélites planetarios y publicó sus conclusiones en Siderius Nuncius, en marzo del mismo año.

Condena y muerte de Galileo Galilei

Galileo publicó una pequeña obra que estaría llamada a revolucionar el panorama científico y filosófico: «Mensajero sideral». En él se anunciaba el descubrimiento de montañas en la Luna y la existencia de cuatro satélites que orbitaban alrededor del planeta Júpiter, hecho que rompía una de las premisas esenciales del geocentrismo de que todos los cuerpos celestes giraban alrededor de nuestro planeta.

Sus hallazgos revolucionarios llamó la atención de muchos científicos y, también, el rechazo de la mayoría de las autoridades eclesiásticas. Afirmar que la Tierra no era el centro de todo era atentar contra uno de los pilares fundamentales de la Iglesia y la religión cristiana. La censura no se hizo esperar y en 1616 la Santa Inquisición prohibió a Galileo defender, divulgar, enseñar y sostener la teoría heliocéntrica.

Galileo Galilei y la Inquisición

Soslayando la amonestación, Galileo continuó con su lucha a favor del heliocentrismo con la publicación de «Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo» en 1632. Esta vez la Inquisición empezó a investigar este caso como herejía. Un año más tarde, Galileo fue juzgado en Roma por incumplimiento de la censura de 1616, tratándolo de crimen y amenazándole con ser torturado.

Galileo acabó siendo obligado a negar la teoría heliocéntrica y sus hallazgos. Tras rechazar sus ideas su condena fue reducida pasando a un arresto domiciliario que, duró desde 1633 a 1638, año en el que se quedó ciego. La Santa Inquisición tuvo un poco de caridad cristiana al ver que Galileo Galilei ya no podía ver y aceptó que se trasladara a un domicilio cerca del mar. Finalmente, falleció el 8 de enero de 1642, a la edad de 77 años.

Aportes a la ciencia de Galileo Galilei

Galileo Galilei creía firmemente que todo lo que sucedía en la naturaleza podía explicarse por medio del lenguaje matemático. Con sus números y desarrollando el método científico el científico italiano echó por tierra varias de las creencias que todavía estaban extendidas en la mentalidad renacentista.

El telescopio: Técnicamente, él no fue quien inventó el telescopio partiendo de cero, puesto que ya existían otros objetos similares con lentes que permitían ver más grandes los objetos. Sin embargo, fue el ingenio de Galileo Galilei lo que permitió mejorar estos artilugios, creando el primer telescopio tal y como lo conocemos hoy en día, un instrumento que podía agrandar los cuerpos celestes hasta 30 veces.

La confirmación de la teoría heliocéntrica: Con su telescopio, Galileo pudo observar la luna, las fases de Venus, las manchas solares y las cuatro lunas principales de Júpiter. Estos descubrimientos revolucionaron la astronomía confirmaron la teoría heliocéntrica de Copérnico, la cual establecía que los planetas giran alrededor del sol. Este descubrimiento fue un punto de inflexión en la historia de la astronomía, ya que contradecía la teoría geocéntrica predominante en la época.

Leyes del movimiento: Galileo realizó importantes descubrimientos sobre las leyes del movimiento, incluyendo la ley de inercia. Él demostró que los objetos no necesitan de una fuerza para mantenerse en movimiento, sino que mantienen su estado de movimiento a menos que una fuerza externa los detenga. Sus experimentos y observaciones están registrados en su obra «Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo» publicada en 1632.

Ley de caída libre: Galileo también estudió la caída libre de los objetos y demostró que todos los objetos caen con la misma aceleración, independientemente de su peso.

Precursor del termómetro: A Galileo Galilei también se le atribuye el haber creado el precursor del termómetro, llamado termoscopio. Se trataba de una herramienta bastante rudimentaria a nuestros ojos pero compleja para su época que servía para medir la temperatura.



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