La siembra de nubes

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La siembra de nubes

La crisis del agua es un problema mundial. Los datos publicados por el World Resources Institute indican que más de 30 países se enfrentarán a graves crisis hídricas en los próximos 25 años.

Actualmente, cuando el mundo entero se da cuenta de que el agua ya no abunda, es necesario buscar nuevas tecnologías que permitan llevarla a los lugares que más sufren la escasez. Pero para tener agua hace falta lluvia y ¿cómo hacer que llueva?

La «siembra de nubes» es una técnica utilizada para provocar precipitaciones mediante la dispersión de sustancias en el aire, que se ha ensayado en países y zonas con escasez de agua como Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Israel o la India, entre otros países.

Sus inicios se remontan a la década de 1940, cuando Bernard Vonnegut descubrió que el yoduro de plata podía producir cristales de hielo al introducirse en el interior de las nubes. En aquellos días, la siembra de nubes se anunciaba como una forma de producir lluvia donde no había, aumentando el rendimiento de los cultivos.

¿Cómo funciona la siembra de nubes?

El proceso solo es posible en nubes que ya tienen vapor de agua. De este modo, no crea lluvia, sino que solo acelera precipitaciones que ya se han desencadenado y podrían disiparse.

De manera natural, las moléculas de vapor de agua sobreenfriadas en las nubes se condensan alrededor de partículas de polvo o sal, conocidas como núcleos de condensación. Luego, las gotas de vapor de agua condensada se unen. Este proceso continúa hasta que las gotas son lo suficientemente grandes como para caer en forma de lluvia.

La siembra de nubes impulsa este proceso natural inyectando a las nubes núcleos de condensación adicionales, aumentando así la cantidad de gotas que crecen lo suficiente como para caer como gotas de lluvia o copos de nieve, dependiendo de la temperatura del aire dentro y debajo de la nube.

Estos núcleos «artificiales» vienen en forma de sustancias químicas como yoduro de plata (AgI), cloruro de sodio (NaCl) y hielo seco o dióxido de carbono congelado (CO2 sólido). También se ha utilizado propano líquido debido a su capacidad para cambiar de líquido a gas que ayudan en la condensación de la nube y cambian los procedimientos microfísicos que tienen lugar dentro de la nube.

La siembra de nubes

La sustancia más utilizada es el yoduro de plata, pues se usa en pocas cantidades, lo que hace que el método sea barato. El yoduro de plata tiene una estructura cristalina que hace que la gota se congele. Ese cristal de hielo empieza a crecer a toda velocidad y termina lloviendo.

Este método se puede incorporar en zonas de cordillera, áreas con una orografía compleja y donde existen nubes. En lugares sin montañas este método no soluciona el problema del estrés hídrico. La siembra no crea la nube. Pero si existe, favorece que descargue lluvia.

Como los Emiratos Árabes no tienen montañas, ellos actúan sobre nubes más próximas al suelo y más cálidas. En lugar de yoduro de plata utilizan sales higroscópicas porque en lugar de buscar la congelación de la gota, ellos tratan de acelerar la precipitación por medio del proceso de condensación.

Hay diferentes formas de agregar estas partículas a las nubes:

  • Mediante dispositivos de dispersión ubicados en el suelo (generadores disparados por cañones o cohetes) que disparan partículas al cielo.
  • Utilizando aviones que dejan caer las partículas desde arriba.

En el año 2016, más de 50 países de todo el mundo se embarcaron en programas de modificación artificial del clima, por la urgencia marcada por el cambio climático, no sólo orientados al incremento de nieve o lluvia, sino también a la supresión del granizo o la dispersión de la niebla.

Drones con descargas eléctricas a las nubes

Para conseguir crear su propia lluvia y combatir las escasas precipitaciones, Dubái está actualmente utilizando unos drones avanzados que cuentan con láseres capaces de aplicar descargas eléctricas a las nubes. Estas cargas alientan a las pequeñas gotas a chocar entre sí y condensarse en gotas más grandes, que eventualmente se vuelven lo suficientemente pesadas como para caer como lluvia.

Sin embargo, en un país que cuenta con temperaturas superiores a los 48 grados Celsius, incluso las gotas más grandes pueden evaporarse antes de llegar al suelo debido a la muy baja humedad.

Pero ¿será que funciona la siembra de nubes?

Si la siembra de nubes es efectiva para producir un aumento estadísticamente significativo en la precipitación es todavía un tema de debate académico, con opiniones contrastantes entre los expertos.

En 2003, el Consejo Nacional de Investigación de Estados unidos publicó un informe que decía: «En los 55 años posteriores a las primeras demostraciones de siembra de nubes, se ha logrado un progreso sustancial en la comprensión de los procesos naturales que explican nuestro clima diario. Sin embargo, no se han obtenido pruebas científicamente aceptables de efectos de siembra significativos».

Un estudio de la Universidad de Tel Aviv de 2010 afirmó que la práctica común de la siembra de nubes para mejorar la lluvia, con materiales como yoduro de plata y dióxido de carbono congelado, parece tener poco o ningún impacto en la cantidad de precipitación.

La siembra de nubes

Jeff Tilley, director de modificación del clima en el Desert Research Institute en Reno, afirmó en 2016 que las nuevas tecnologías e investigaciones han producido resultados confiables que hacen que la siembra de nubes sea una práctica de suministro de agua confiable y asequible para muchas regiones.

Además, en 1998 la Sociedad Meteorológica Estadounidense sostuvo que: «La precipitación de las nubes orográficas superenfriadas (nubes que se desarrollan sobre las montañas) se ha incrementado estacionalmente en aproximadamente un 10%».

La naturaleza compleja de las nubes ha frustrado hasta ahora los intentos de desarrollar pronósticos cuantitativos de lluvia con suficiente precisión para ser utilizados en la evaluación de un esquema de siembra de nubes. Además, como es bien sabido, la precipitación es muy variable en el espacio y el tiempo. Como resultado, no es posible, sobre la base de una teoría física, responder satisfactoriamente a la pregunta.

Impacto en el medio ambiente y la salud

La siembra de nubes requiere el uso de productos químicos, algunos de los cuales son potencialmente dañinos para el medio ambiente natural. Además, no ha habido un estudio claro sobre los efectos del yoduro de plata en el medio ambiente, lo que pone a las personas en un gran riesgo.

Los químicos producidos durante la siembra de nubes están presentes en los depósitos de agua y suelo del área donde se ha practicado. Cuantos más animales y plantas estén expuestos, mayor será el riesgo de que desarrollen problemas de salud.

La siembra de nubes

Si se expone a un nivel más alto, uno podría desarrollar problemas cutáneos permanentes como argiria. No existe un estándar establecido para la cantidad de plata con la que uno puede entrar en contacto, lo que incluso hace que el impacto sea más arriesgado, ya que se desconocen.

En general, se debe realizar una investigación exhaustiva para comprender completamente las implicaciones a largo plazo que conlleva la siembra de nubes. No está bien enfocado en un área de estudio, lo que hace que sea bastante difícil comprender todos sus aspectos. Debemos tener en cuenta que, modificar el clima de forma artificial, puede traer resultados imprevisibles en el futuro.



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