El arcoíris

La teoría geocéntrica y heliocéntrica

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La teoría geocéntrica

Los antiguos trataban de explicar el movimiento aparente de los astros sobre la hipótesis de que la Tierra era el centro fijo del universo. Esta teoría se denominó geocéntrica, palabra que proviene de los vocablos griegos geo = tierra, y kentron = en el centro.

Platón pensaba que la Tierra era una esfera que se encontraba en el centro del universo, y que el resto de planetas y estrellas giraban alrededor de nuestro planeta. Según Aristóteles la tierra era una esfera en el centro del universo y el resto de cuerpos celestes estaban unidos entre sí, por una serie de esferas transparentes y giratorias que rodeaban a la tierra.

La teoría geocéntrica

En el siglo II d.C. Ptolomeo defendió la teoría geocéntrica sobre el universo. La teoría geocéntrica sitúa a la Tierra en el centro del universo, y a los astros, incluido el Sol, girando alrededor de la Tierra. Ptolomeo plasmó sus ideas en su famosa obra «El Almagesto», donde explica el movimiento de los planetas utilizando epiciclos, deferentes y ecuantes, que tuvo una amplia aceptación.

  • Los planetas se mueven en círculos perfectos llamados epiciclos.
  • El centro de los epiciclos sigue un círculo perfecto alrededor de la Tierra, llamado deferente.
  • El centro de la deferente no coincide con la posición de la Tierra.
  • Existe un punto, el ecuante, respecto al que el planeta se mueve siempre a la misma velocidad.
La teoría geocéntrica

La teoría geocéntrica, que ubicaba a la tierra como centro del universo, coincidía con los dogmas religiosos de la iglesia católica que afirmaba que Dios había creado la Tierra como un planeta privilegiado, pues contiene la creación divina. Y a pesar de contar con detractores, en la antigüedad se consideró de manera generalizada como correcta. Finalmente su aceptación por la Iglesia y el feudalismo la convirtieron en la teoría dominante hasta el Renacimiento.

La teoría heliocéntrica

En el siglo XVI, el astrónomo polaco Nicolás Copérnico realizó estudios del firmamento que le hicieron darse cuenta que no era posible que el Sol diera vueltas alrededor de la Tierra, sino que tenía que ser la Tierra la que daba vueltas alrededor del Sol. Su teoría heliocéntrica, explica los fenómenos y los movimientos de los cuerpos celestes tomando al Sol como centro del sistema.

La teoría heliocéntrica

El heliocentrismo ya había sido formulado en la antigüedad por Heráclides de Ponto y Aristarco de Samos, pero Copérnico lo sacó definitivamente a la luz. Sin embargo, no pudo encontrar demasiadas pruebas que confirmaran su hipótesis, y además suponía un problema para la filosofía natural, así como para la educación religiosa.

Con el modelo de Copérnico los movimientos retrógrados de los planetas se explican fácilmente: El movimiento retrógrado se explica de manera más simple: cuando se ve retrogradar un planeta, no es que éste cambie el sentido de su marcha, sino que la Tierra, desde la cual lo observamos, lo adelanta o es adelantada por él en su traslación alrededor del Sol.

Movimiento retrógrado de los planetas

En el sistema copernicano, las estrellas permanecen fijas a la esfera más externa, mucho más lejana que en los modelos anteriores, y no se mueven alrededor del Sol. El movimiento aparente del Sol y las estrellas se explica por el movimiento de rotación de la Tierra.

La rotación de la Tierra

Copérnico no pudo publicar su teoría hasta el año de su muerte, en 1543, siendo prohibida su obra por la Iglesia Católica poco tiempo después. La publicación de la teoría de Copérnico Sobre la Revolución de las Esferas Celestes, fue recibida con gran hostilidad por la Iglesia. Debido a que la Iglesia pensaba que la Tierra era el centro, la teoría de Copérnico era considerada como una herejía.

En 1610, Galileo Galilei demostró que la teoría de Copérnico que defendía que la Tierra giraba alrededor del Sol era cierta. Galileo comenzó a estudiar el cielo con un telescopio de su propia construcción. Si los telescopios anteriores al suyo permitían ver objetos tres veces más grandes de lo normal, con el telescopio de Galileo se llegaba a los 30 aumentos. Con la mejora que hizo del telescopio, Galileo descubrió:

Que la superficie de la Luna es rugosa y desigual, una esfera con montañas y cráteres, en lugar de lisa como la gente había pensado.

Concluyó que el Sol mismo tenía manchas. Si estas manchas son planetas pasando frente al Sol, deberían parecer iguales tanto al centro como en los bordes. Concluyó que es el sol el que las mueve consigo al moverse y con esto demostró que el sol giraba y sufría cambios.

Que el planeta Júpiter tenía cuatro satélites que giraban en torno a él. Desde entonces, estos cuatro satélites, Io, Europa, Ganímedes y Calisto, se conocen con el nombre de Satélites Galineanos. Fueron los cuatro primeros objetos celestes descubiertos que orbitaban alrededor de un cuerpo diferente a la Tierra o el Sol.

Satélites de Júpiter descubiertos por Galileo

Las fases de Venus fueron observadas por primera vez por Galileo Galilei a principios del 1600. El observó que el planeta presentaba una serie completa de fases muy similares a las de la Luna, viéndose en un momento como un disco completamente iluminado hasta llegar a verse solo como una delgada hoz.

Fases de Venus

Los descubrimientos de Galileo lo pusieron en conflictos con la iglesia católica. Esto se debe en parte a que la iglesia todavía enseñaba que la Tierra era el centro del universo. En esa época la iglesia era muy poderosa y trató de impedir por todos los medios su difusión. El año 1633, Galileo fue juzgado en Roma. La inquisición lo acusó de herejía y lo obligó a retractarse. Así lo hizo, y vivió sus últimos años bajo prisión domiciliaria.

La teoría heliocéntrica pudo perfeccionarse con el aporte de otros científicos. Johannes Kepler estableció que las órbitas de los planetas no son circulares sino elípticas. Las leyes de Kepler abrieron el camino que llevó a Isaac Newton a formular la Ley de la Gravitación Universal.

El Sistema Solar

Con las observaciones de otros, los astrónomos terminaron por aceptar que el Sol no se encuentra en el centro del universo. En la década de 1920, Edwin Hubble demostró que formaba parte de un complejo aún mucho mayor: La galaxia (Vía Láctea), y que esta era tan solo una entre miles de millones de galaxias más.



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